A sólo unos metros de hoteles de lujo y salas de degustación, trabajadores agrícolas y activistas laborales se manifestaron el 28 de mayo en Healdsburg, el núcleo de la multimillonaria industria vinícola del condado de Sonoma, para anunciar un acuerdo con Redwood Empire Vineyard Management (o REVM por sus siglas en inglés), una empresa de gestión de viñedos con sede en Geyserville.
“¿Tienen miedo? ¡No! ¿Están cansados? ¡No!”, gritaban los trabajadores.
REVM pagará 33 mil 548 dólares a siete empleados después de que la Junta de Relaciones Laborales Agrícolas (o ALRB por sus siglas en inglés) del estado determinara que la empresa se negó a ofrecerles trabajo por haber formado parte de iniciativas para mejorar las condiciones laborales. La ALRB también descubrió que REVM obligó a los trabajadores agrícolas el año pasado a firmar un contrato en el que se comprometían a ser despedidos inmediatamente si intentaban renegociar su sueldo.
Según funcionarios estatales, las acciones de la empresa se consideran prácticas laborales injustas que violan la Ley de Relaciones Laborales Agrícolas de California.
“Todos tenemos derecho a organizarnos con nuestros compañeros de trabajo para exigir mejores condiciones laborales y no sufrir represalias”, afirmó Yesenia De Luna, directora regional de la ALRB. “En este caso, los trabajadores asistían a protestas y marchas para exigir mejores salarios. Eso es una condición laboral”.
REVM no respondió a las múltiples solicitudes de comentarios por parte de KQED.

José Alejandro Cuevas Fuentes y Yolanda Prida González son algunos de los trabajadores agrícolas que colaboraron con la investigación de la ALRB. Ambos trabajaron para REVM durante varios años, ayudando a cuidar y cosechar los numerosos viñedos que la empresa gestiona en la región. Pero las cosas cambiaron cuando asistieron a una marcha el 28 de julio en Healdsburg, cuando cientos trabajadores agrícolas salieron a las calles a reclamar salarios más altos que tomen en cuenta los riesgos que corren durante la temporada de incendios forestales.
“Ahí fue cuando las cosas empezaron a ponerse feas”, dijo Cuevas Fuentes, y añadió que un compañero le avisó de que los jefes habían visto una foto suya en la marcha tomada por el periódico The Press Democrat. El 14 de agosto, Cuevas Fuentes intentó asistir a una reunión organizada por REVM para quienes iban a trabajar en la cosecha del otoño de 2024, pero fue impedido por la dirección de la empresa, que le señaló que su nombre ya no aparecía en la lista del equipo de trabajo a pesar de sus años de experiencia en la cosecha.
“Cuando Alejandro me dijo que lo habían rechazado para la cosecha, Ese fue el impacto para mí que me dio la depresión”, dijo Prida González, pareja de Cuevas Fuentes. Juntos están criando a dos hijas. Para entonces, ella también había sido despedida por REVM. “Estaba muy decepcionada con mis jefes porque había trabajado con ellos durante muchos años, pero lo único que recibí de ellos fue su rechazo e indiferencia”, dijo.
Con la ayuda del grupo de derechos laborales North Bay Jobs With Justice, la pareja, junto con cinco compañeros de trabajo, presentaron denuncias ante la ALRB, que inició una investigación de varios meses que incluyó entrevistas con empleados y directivos de REVM. La pareja aún tenía que encontrar una forma de pagar las facturas y mantener a sus hijas mientras continuaba la investigación.